Dj Presso sesión verano-otoño!!!!

De nuevo nuestro DJ nos obsequia con una gran perla...él la titula SPECIAL SESION 2009, y la verdad, que como siempre, no defrauda.

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martes, 30 de diciembre de 2008

La eXaGeRaCióN SeViLLaNa

Toda ciudad tiene sus características propias de la zona. La cultura de una ciudad se fragua siglos y siglos atrás, cuando las costumbres sociales de la gente se van pasando de generación en generación, de unos a otros, bien a través del conocido boca a boca, en papel, por libros o escrituras arcaicas (para los de la LOE, antiguo. Haber si así se calla la niña de magisterio^^)…

La ciudad donde vivo se denomina Sevilla. Sevilla, cuna de grandes culturas, ciudad de artistas de renombre de alto postín, quién en la faz de la tierra no conoce tan difamada ciudad.

Y estaréis pensando, ¿y qué hace este poniéndose tan tierno ahora con su tierra cuando a lo que vengo a esta página es a reírme de las historias que cuentan esta gente aquí? Pues como ya sabréis la respuesta de entrada la página sigue siendo mía y de mi compañero de fatigas, por lo que escribo lo que me sale de la entrepierna (que no es poco) y porque en Sevilla, como es lógico hay sevillanos, y los sevillanos tenemos la característica innata que se nos dio desde que el mundo existe, la exageración.

Los sevillanos somos exagerados por naturaleza, no hay nada más que nos guste que exagerar. Si tenemos que contar una historia que nos ha sucedido y que nuestros colegas más allegados no conocen se la vamos a contar, pero no se la vamos a contar tal y como sucedió, no, se la vamos a contar a lo bestia, relatando los hechos acontecidos pero con ciertos matices que harán mucho más llamativa la historia; si estuvimos en una pelea en la que había 4 canis (llámense canis, los chavales/as, por lo general adolescentes con cordones de oro, anillos, pulseras y demás alhajas del mismo metal valioso, que siempre van juntos a todos lados, con el denominado “cuadrao” o cenicero por peinado y ser tela de chungos), uno con un pitón de una moto en mano, el auténtico sevillano se enfrentó a 14 niñatos chungos al máximo, todos con una navaja en cada mano y una pistola en la otra. Si jugando al fútbol hemos metido un gol a portería vacía en la línea de gol, el chaval sevillano dirá de entrada que el balón entró por la escuadra pegadita al palo, que hizo dos recortes para dejar tirado a los 3 defensas que había y se regateó al portero dejándolo en el suelo haciéndole una bicicleta, de ahí para arriba mínimo.

El origen de esta cualidad se remonta a la época egipcia cuando el faraón egipcio Exageratis XIV mandó una mañana que le trajeran su tostada de aceite y jamón tan rápido que ni un camello perseguido por diez mil esclavos pudiese ser alcanzado.

Dentro de esta gama de exageración los hay de distintos tipos; los hay “exageraos”, “mu exageraos”, exageradísimos y “¿dónde va quillo?”, que se considera cuando se comienza una gracia y se sobreexplota hasta límites insospechados. En nuestro barrio somos muy dados a eso, explotamos las gracias hasta que duela. La cosa puede empezar desde lo más insignificante, hasta comentar noticias recientes de la vida cotidiana, pasando por el nivel de cloruro de sodio en las piscinas del norte de Siberia en la época estival.

He dicho.

viernes, 26 de diciembre de 2008

uNa TaRDe eN La oSCuRiDaD

Al llegar el invierno, última etapa del año, la caída de las hojas deja paso al frío polar, el amanecer es más temprano y el anochecer más de lo mismo. La gente se abriga para salir a la calle, sobre todo cuando tienes que ir hasta los Remedios, que está a vete a tomar por culo de tu casa girando a la derecha, encuentra sitio para aparcar un poquito más lejos de vete a tomar por culo a la derecha y cuando abandonas el vehículo en el que has ido conduciendo muerto de sueño a las 7 y media de la mañana mientras tus colegas han ido felizmente dormidos durante el trayecto, ves que el termómetro de la zona, ese aparato que te dice el frío de cojones que hace, marca una cantidad ínfima con un sólo dígito, .

La historia de hoy sucedió hace un par de semanas, técnicamente no era invierno ya que como todos sabemos el invierno comienza el 21 de diciembre, pero necesitaba desahogarme con el frío que hace por las mañanas, de hecho en el grupo que vamos a la universidad viene Pingu con nosotros, el chaval es buena gente pero se ve que en la Antártida no hay muchas salidas y se ha tenido que meter en una ingeniería para la construcción de iglúes.

Al vivir en un barrio que tenga por nombre La Moraleja, al instante la gente la asocia con la urbanización de Madrid, donde gente de clase alta vive a sus anchas rodeados de coches caros, jacuzzis en los cuartos de baños, mayordomos… Pero no, en Sevilla Este no. En Sevilla, La Moraleja es un barrio chungo, un barrio donde los niños chicos salen a jugar al parque con su pelota en medio de la calle, donde se tiran petardos, cohetes, cocktails molotov, donde el hurto y la sustracción por tiempo indefinido están a la orden del día… ¿Os imagináis mi barrio no? Pues no tiene absolutamente nada que ver con lo que os he explicado, es un barrio normal como cualquier otro, solo que está en obras.

Las calles que dan al parque están totalmente levantadas, como si de la guerra de Vietnam se tratara, ya que las tuberías del agua estaban en mal estado y han decidido arreglarlas, pero en plan bestia. Cuando digo en plan bestia, no es para rellenar hueco en la historia y así poder hacer la lectura más amena para los lectores, creedme que no, porque para salir de mi casa tengo que atravesar una primera zona enfangada llena de minas antipersonas, una barricada de escombros y darle el santo y seña a un obrero, lo normal en una obra vaya.

En uno de estos días un servidor, a eso de las 19:00 horas, se encontraba estudiando para un examen de informática que tenía al día siguiente. Me encontraba con mi hermana en casa ya que mis padres estaban trabajando. Hay que decir que mi hermana tenía 38 de fiebre y no estaba en las mejores condiciones físicas. De buenas a primeras se va la luz, lo primero que pienso es un, “¡mierda! Ya han saltado los plomos”, me dirijo a los plomos que están en el sótano y cual es mi sorpresa al ver que están todos en la posición correcta, no eran los plomos, era de la calle. Mi casa estaba sumida en la más profunda oscuridad, mi primer pensamiento fue ir al salón a por mi hermana, la encontré allí, echada sobre el sofá. Salí a la calle para ver si a los vecinos también les pasaba lo mismo, poco a poco comenzaron a salir y a cada uno le faltaba algo distinto; uno tenía la luz muy tenue, pero no tenían ni televisión ni teléfono, otros tenían teléfono pero luz no… Pero yo era el más desgraciado, no tenía ni luz ni teléfono. Así que como buen estudiante y chico responsable que soy, opté por seguir estudiando, pero esta vez bajo la lumbre de una de las luces de emergencia que se encienden en situaciones como esta. Allí, sentado en la escalera, me quedé estudiando hasta que esa luz también se apagó.

Mi reacción no se hizo esperar, mi hermana seguía echada en el sofá con 38 de fiebre y no había luz en mi casa así que me armé de valor, le di a la tecla “cancelar” del móvil y me adentré en la profundidad del sótano. Allí todo era lóbrego (para los de la LOGSE, oscuro), no había forma de ver nada allí abajo, pero sabía que allí estaba lo que necesitaba, un farolillo que me alumbrara en la penumbra. Busqué en cajones, armarios, en el sótano, en el trastero y nada, no aparecía. Tuve que volver arriba, mi hermana seguía allí, inmóvil. Me acerqué a ella y sus labios articularon una serie de palabras para tratar de decirme algo, pero el tono de su voz era muy débil, me acerqué aún más y llegué a entender sus palabras, “coge la linterna que hay en el armario de la entrada”, mi hermana sabía donde había una linterna. Fui al armario y efectivamente, allí estaba, con sus pilas puestas y todo. Ya tenía algo de luz, era débil pero lo suficiente como para poder moverme por la casa y buscar el afamado farolillo. Así que le dije a mi hermana que tenía que subir al cuarto de invitados a buscarlo, ella decidió acompañarme. Envuelta en una manta de arriba abajo, mi hermana iba detrás mía con pañuelo en mano, con la cabeza gacha siguiéndome cual perro sigue a su dueño. Subimos arriba y nada, en el cuarto de invitados tampoco estaba el susodicho farolillo. Tenía que hacer algo, sabía que dependía de mí, así que llamé a mi madre al trabajo desde mi móvil. Sonaron un par de tonos cuando al otro lado del teléfono se escuchó la voz de mi progenitora, le expliqué la situación en la que nos encontrábamos y sin perder la calma me dijo donde se encontraba el farolillo, me dijo que me tranquilizara que la luz no tardaría en volver, pero yo sabía que eso no era verdad, nadie sabía cuando volvería. Volvimos a bajar de nuevo, pero yo tenía que adentrarme en el sótano otra vez, ahora mi hermana optó por quedarse en el salón, así que bajé sólo.

Con no más luz que la linterna bajé al sótano. Fui al trastero, indagué un poco y allí estaba, colgado de la pared escondido fuera del alcance visual en la oscuridad más absoluta, el farolillo permanecía inmóvil esperando a ser utilizado. Lo descolgué y lo encendí, ya tenía luz. Subí la escalera, fui al salón en busca de mi hermana, pero ella no estaba allí, la llamé pero nadie contestó, así que decidí subir arriba a buscarla, cuando me dirigí a la escalera la encontré. A los pies de la escalera había una forma humana sentada, envuelta en una manta marrón que perteneció a mis abuelos, la niña me miraba con ojos enfermos. “¿María qué te pasa?”, le pregunté, pero no obtuve respuesta, ella me seguía mirando a los ojos. “María háblame”, pero nada. Tras unos breves segundos ella me sonrió con una sonrisa maléfica como si intentara provocar en mí una sensación de miedo y me dijo, “estoy bien Andrés”, me alegró escuchar su voz, pero no el tono que utilizó ni el contexto en el que estábamos, cuando de repente, volvió la luz.

Toda la casa se llenó de luz y color, la luz del farolillo apenas se notaba y mi hermana se levantó y me abrazó. Todo volvía a ser como antes. Mi madre llegó a casa media hora más tarde, mientras yo seguía estudiando y le expliqué lo sucedido.

El examen de informática lo aprobé con un seis, la razón por la cual la tarde fue tan extraña, eso no lo sabré nunca.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Frases míticas volumen I

"La amistad entre el homre y la mujer no existe, simplemente hay un mayor o menor grado de atracción sexual entre ellos".

martes, 2 de diciembre de 2008

Los joanders a capella

Viendo la gran aceptación que tuvo nuestro primer single en abierto en primicia para "Relatos del Arbolito", hoy nos disponemos a "desnudarnos" musicalmente hablando, lo que os vamos a ofrecer a continuación es algo de lo que pocas personas tienen constancia, es una grabación musical, con algo mejor de calidad tanto visual como auditiva, sobre una maquetita de otro grande de la música sevillana como es Nolasco, y su célebre tema “Las cosas más pequeñitas” que cantó junto al abanderado de Triana, el “Junior”, saoké…

Nos encontrábamos en casa de nuestro diseñador gráfico (David), que yo venía de haber estado toda la noche sin pegar ojo un examen de matemáticas (finalmente saqué un 8, por unas pocas veces, el destino fue legal), y mi compañero de fatigas no recuerdo que se encontraba haciendo en su casa que fue de donde le recogí, pero una de dos, o estaba fortaleciendo su fibrosa y voluptuosa masa muscular con su archiconocido en el famoso programa de Windows “André´s Gym”, o se estaba sinceramente rascando el escroto con su dedo índice.

Una vez allí estuvimos jugando unas partiditas al pro <<todo aquel chaval, de entre 10 y 25 años que nunca halla jugado al pro, por favor, que salga ahora mismo del blog y no vuelva a entrar, es personan “non grata” (gracias Padre Navas por sus clases de cultura clásica, siempre pensé que no servirían de nada en mi tarea por cambiar el mundo, ahora sigo pensando lo mismo)>>, que por supuesto Andrés no ganó ninguna (a día de hoy es una puta máquina, Konami estuvo hasta última hora decidiéndose por la portada del pro entre él y Cristiano), y claro, toda quedada entre chavales de Sevilla Este para jugar al pro, no puede faltar la carpetita musical de David, y entre ellas está la canción antes mencionada, y claro, sin comerlo ni beberlo (como diría nuestro colega Will), cogimos y nos pusimos a hacer nuestra propia versión de la canción, pero claro está, metiéndole ese arte y ese duende sevillano que nos corre pos nuestras venas, marcándonos la coreografía flamenca oficial, y por supuesto todo a capella entre nosotros, con algo de música de fondo.

Para los torpesitos en la materia, el video si antes no se para el reproductor ipod de última generación GPRS, “bluthu”, 3G, memoria ram incorporada, elevalunas eléctrico, cierre centralizado, suspensión a los cuatro botones, no podréis captar con todo lujo de detalles estas dos pedazos de voces, que tanto el programa “Copla” como los de “Operación Triunfo” se llevaron un no por respuesta al ofrecimiento de cantar como actuación estelar en la final de sendos programas, con todos ustedes, los joanders:

Baile del arbolito